My Universe

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Mi hermana Gabriela dice que me parezco a Lisa Simpson.

Mmmmmm… no sé si tiene razón.

Ocurre que hoy es fin de semana. Ocurre que me encuentro escuchando discos breat. Ocurre que me encuentro sola, llevo bastante tiempo sola en realidad, pero es que no ha llegado mi momento, ese mágico momento que hace que la gente se olvide del mundo y elija la locura. A menudo prefiero pensar de que se trata de una mala jugada, con una serie de acontecimientos del cual no hemos podido encontrarnos tú y yo. Debo reconocer que a veces sufro de miedo, miedo a que nadie me interese, de que ese hombre se encuentre tan lejos que jamás podré alcanzarlo. Miedo a secarme, a continuar cada día sin compartirle lo aprendido, mis logros, lo feliz que estoy, mi timidez, mis complejos. Hablar y besar. Besar y besar. Besar y abrazar. Soy de las personas que siempre cree en lo mejor y que se sorprende del cariño. Un poco porque tal vez no soy capaz, pero no quiero un mal sabor y me gusta probar lo dulce.
Mis retiros siempre son musicalizados con caminata incluida, me gusta visitar tiendas de revistas y libros usados, un domingo me columpié tan feliz en parque Bustamante con Moby en los oídos. En cada momento apuesto más a las consideraciones que a las adulaciones. Me gusta masticar ideas y sueños, disfruto sobremanera colocar en diferentes escenarios mis proyectos, cualquiera que sea me fascina mentalizarme en ellos, me gusta el sabor de satisfacción que da el superar ciclos y comenzar otros nuevos, yo y otros diferentes. Me gusta bailar en las fiestas electrónicas con la Negra y la Jose, los chistes-monólogos de la Jose después de la fiesta en donde habla como española borracha (ja,ja), mis sueños de cantante cuando escucho cada canción a un volumen exagerado.
A veces quisiera ser más relajada pero no me resulta, casi siempre termino concentrándome en todo y extrayéndome en la nada. Tengo la sensación de que no puedo contarle esto a ciertas personas, tengo la idea de que algunos se molestan que no sea como ellos… personas que no pueden vivir con su yo interno. De esas que nunca dicen que están mal, pero que lloran al volante cada tarde de regreso a casa.

Bang! Bang!

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